Cálculo avanzado de ratio

diciembre 24th, 2024

En pruebas

El «libro» de los representantes del libro y sus historias.

enero 6th, 2012

¡No a la violencia contra las mujeres!

diciembre 2nd, 2010

Consultorio Señora Flandis. Me cuarteo

noviembre 1st, 2010

El consultorio de la Señora Flandis 

Si usted tiene una duda que necesita resolver, puede enviar un correo a flandis@reciclamentes.com  La Señora Flandis le contestará gustosa. 

«Me cuarteo» Consultante: Tengo un problema mayúsculo, señora Flandis. Me cuarteo. Mi piel es un secarral, hasta tal punto que forma un mapamundi, lleno de surcos, cunetas y precipicios. En realidad soy una antigua cordillera.¡Si usted me viera…! Esto va a más. Los pelos crecen cómo y dónde les da la gana. Los que sobresalen de la nariz se juntan con los del bigote y los de las cejas son persianas para mis ojos, ya oscurecidos por las cataratas, no del Niágara. Por no hablar de estas colgaduras bajo vientre tapando aquello que nunca llamé mis vergüenzas por las muchas alegrías que me dieron. Sin embargo ahora, a pesar de provocarlas cuanto puedo, no rechistan las muy jodías. A ver, dígame usted: ¿qué puedo hacer para ligar con la vecina del quinto, que está más güena que un pan candeal y pasa por mi lado sin verme y sin frotarse?

Señora Flandis: Querido amigo, tenga en cuenta que, a veces, vemos montañas donde despuntan llanos y colinas y cataratas cuando es un simple chorrito. A mí me parece que usted tiene la fuerza de un  roble y ganas de volar como Supermán. Ante tamaña desmesura perceptiva, lo mejor es pasar a la acción: vaya a un spa, el que le pille más cerca de casa. Una vez allí, contrate los masajes de un o una profesional y verá cómo resucita a las durmientes que viven y esperan donde usted bien sabe.Una vez en forma, váyase a bailar. Sobre todo los ritmos calentitos del Caribe. Una cosa llevará a otra y ésa a otra y hasta donde tenga y pueda llegar. Es muy posible que se encuentre con la vecina del quinto, la del primero y aquella del cuarto en la que no ha reparado. Si no fuera así, usted lo sabe bien, en esos lugares siempre encontrará un roto para un descosido. Verá cómo en su ciento siete cumpleaños va a disfrutar de lo lindo con la nueva novia. ¡Ah!, y no deje de contárnoslo. Con el deseo de haber dado respuesta a sus cuitas, queda a su completa disposición, su siempre señora Flandis. 

   

ILUSTRACIÓN ©Paca Arceo

Sobre las librerias (1) por Kinosarges

febrero 6th, 2010

Una librería que siempre me gustó fue Miessner. Estaba en la calle Diego de Leon con Serrano en Madrid. Era limpia, silenciosa y la atendía mujeres en exclusiva con la señora Miessner que era quien escogía las novedades y recibía a los corredores antes de las 11 de la mañana. Ya no existe. Hace mucho tiempo que cerró y en su lugar pusieron una tienda de modas o una sucursal bancaria.
También  me gustaba mucho la librería Pérgamo. Su dueña era Lourdes que era (y sigue siendo) muy simpática y te daba mucha conversación y el encargado, Antonio que sabía un montón de libros, era amable y eficiente. Hay una página Web donde escritores famosos hablan de sus librerías preferidas. Este es su enlace: http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/4047/Las_mejores_librerias.

¡Un sonido para poneros en marcha!¡A ver!

marzo 5th, 2009

¡Pero si es de silencio!     <—-Pinchar aquí y suena

El cuarto de los prohibidos

marzo 4th, 2009

En muchas historias que se han contado sobre la venta de libros durante la dictadura de Franco y sus secuaces, aparece la venta de libros prohibidos, que eran muchos, en algunas librerías. Cuentan, y es verdad, que si tenías un librero de confianza y que éste también confiara en tí, era relativamente fácil, en los 12 o 15 últimos años de la dictadura, conseguir libros que la indigna censura no dejaba comercializar y perseguía lo que podía con la saña habitual de su policía política.

Pero, ¿cómo llegaban esos libros a las librerías?. ¿Cómo se comercializaban, se facturaban, se escondían en los almacenes de los importadores y distribuidores para disimular su distribución peligrosa e ilegal?.

Los representantes llevábamos una doble lista a las librerias. En una columna los títulos prohibidos y en la otra un título legal que era el que iba a aparecer en la factura. Le entrégabamos una copia de este catálogo al librero. Los libros prohibidos se incluían con otros libros legales y los albaranes y facturas llevaban escrito el correspondiente libro legal. Así, ante cualquier inspección de la policía no aparecía la venta de ningún libro prohibido.

¿Y el almacenaje?. Una de las empresas distribuidoras tenía  un almacén, que era todo un piso grande casi diáfano con las estanterías colocadas como un laberinto, que conseguía disimular muy bien un pequeño habitáculo hecho entre las estanterias al qué se llamaba «el cuarto de los prohibidos»(*). Por allí pasaron libros como Cien años de soledad de García Márquez o España, un enigma histórico de Sanchez Albornoz y muchísimos más que la voracidad censora del franquismo se negaba a dejar comercializar libremente. Uno de los últimos en salir de allí fue La Papisa Juana.

(*) De lo bien escondido que estaba «el cuarto de los prohibidos» da idea que en el año 1.976, ya muerto el dictador, durante el gobierno continuador de su régimen de Carlos Arias Navarro y siendo ministro de la Gobernación Manuel Fraga Iribarne, la policía irrumpió en la distribuidora, creyendo que desde alli se distribuía el periódico «Mundo Obrero» del PCE, y a pesar del registro a fondo que hicieron, no detectaron «el cuarto de los prohibidos».

¡Tierra, trágame!

marzo 2nd, 2009

—UNA HISTORIA INCOMPLETA.—

Un día, un representante nuevo que empezaba en la calle a vender varias editoriales, me pidió que le llevara(*) y » le presentara» en algunas librerias de Argüelles. Yo no puse ningún inconveniente. Le llevé a Librería León, que nos trataron a los dos bien y nos dijeron que volvíeramos otro día pues ese no había pedido.

Bajamos por la calle Donoso Cortés a la librería Visor y cuando yo estoy enseñando los libros, ya había hecho las presentaciones, el nuevo coge un libro de la estantería, una Antología de poesía contemporánea, y comenta para darse importancia con la dueña, que a ese libro le faltaban poetas importantes y que otros le sobraban. Yo al principio ni me dí cuenta, pero cuando me fijé en el libro y ví que la autora era ella, empecé a balbucear sin poder decir una palabra más.

Ella se dió cuenta de todo inmediatamente. Le preguntó qué poetas faltaban y cuáles sobraban y el nuevo todavía seguía porfiando sin darse cuenta de nada. Yo dije entrecortadamente, que no tenía más libros para presentar ese día, (entonces presentábamos los libros e íbamos con cartera o bolso) y con una disculpa salí de la librería como alma que lleva el diablo.

Estuve esperándole en la esquina hasta que salió. Cuando le dije lo que había hecho, ni se inmutó y todavía seguía porfiándome a mí que faltaban y sobraban autores.

A los dos días tenía que volver a pasar por Visor e iba con la preocupación consiguiente. Ella se mostró conmigo mas amable aún que antes. Todavía se lo agradezco.

(*) Esta historia está incompleta. Se complicó algo más por otros motivos. Los contaré otro día.

¡Es verdad! ¡Aquí está!

marzo 1st, 2009

¿Un libro moderno?  De todos, para hacer entre todos, sobre nosotros.

Un homenaje a los que nos enseñaron.  También a «nuestras» librerías.

Risas con los recuerdos y anécdotas.

El recuerdo para quienes ya no están en el «gremio» o en la vida.

Las mujeres en el gremio.

marzo 1st, 2009

¿Quienes fueron las primeras? ¿Cuándo empezaron en el gremio?

Estaba bien claro que era un mundo de hombres.

Seguramente hubo alguna antes, pero creo que Chelo, empezó a visitar librerías en 1.976, por la distribuidora Vitae, era muy joven, aunque llevaba años en la librería Argentina de la calle Andres Mellado. También Rosa, algún tiempo después y también por Vitae.