¡Tierra, trágame!

—UNA HISTORIA INCOMPLETA.—

Un día, un representante nuevo que empezaba en la calle a vender varias editoriales, me pidió que le llevara(*) y » le presentara» en algunas librerias de Argüelles. Yo no puse ningún inconveniente. Le llevé a Librería León, que nos trataron a los dos bien y nos dijeron que volvíeramos otro día pues ese no había pedido.

Bajamos por la calle Donoso Cortés a la librería Visor y cuando yo estoy enseñando los libros, ya había hecho las presentaciones, el nuevo coge un libro de la estantería, una Antología de poesía contemporánea, y comenta para darse importancia con la dueña, que a ese libro le faltaban poetas importantes y que otros le sobraban. Yo al principio ni me dí cuenta, pero cuando me fijé en el libro y ví que la autora era ella, empecé a balbucear sin poder decir una palabra más.

Ella se dió cuenta de todo inmediatamente. Le preguntó qué poetas faltaban y cuáles sobraban y el nuevo todavía seguía porfiando sin darse cuenta de nada. Yo dije entrecortadamente, que no tenía más libros para presentar ese día, (entonces presentábamos los libros e íbamos con cartera o bolso) y con una disculpa salí de la librería como alma que lleva el diablo.

Estuve esperándole en la esquina hasta que salió. Cuando le dije lo que había hecho, ni se inmutó y todavía seguía porfiándome a mí que faltaban y sobraban autores.

A los dos días tenía que volver a pasar por Visor e iba con la preocupación consiguiente. Ella se mostró conmigo mas amable aún que antes. Todavía se lo agradezco.

(*) Esta historia está incompleta. Se complicó algo más por otros motivos. Los contaré otro día.

One Response to “¡Tierra, trágame!”

  1. Anónimo dice:

    ¿Sigue la Librería León? Si no sigue. ¿En dónde estaba?

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